domingo, 25 de diciembre de 2011

ARISTOCRACIA



Las viejas clases dominantes del Antiguo Régimen (fundamentalmente la nobleza) perdieron gran parte de su influencia a lo largo del siglo XIX. Abolidos sus privilegios legales tras las revoluciones burguesas, conservaron no obstante, gran parte de su poder económico, cimentado esencialmente en la propiedad de la tierra.



Progresivamente fueron integrándose en el mundo de los negocios bancarios y comerciales, entroncándose vía matrimonial con la pujante burguesía. Su prestigio social siguió intacto y, en cierto modo, continuaron jugando un papel relevante en la administración, la diplomacia, el ejército y la política (Se concedieron nuevos títulos de nobleza).
En el Mediterráneo (España) y Europa Oriental (Rusia) su papel fue aún más significativo, dado el considerable retraso que esas áreas tenían frente o a otras más modernas.
En Inglaterra la gran aristocracia (los lores) dominó la Cámara Alta y destacó en los más elevados puestos del ejército, el gobierno y la diplomacia.
En la Alemania prusiana los terratenientes nobles (los junkers) controlaron el ejército, el gobierno y gran parte del mundo de la economía.
En conclusión, durante gran parte del siglo XIX formar parte de la aristocracia siguió siendo la principal y mejor forma de adquirir prestigio social.

Geográficamente se produce también una cesura entre el norte peninsular —las montañas cantábricas y pirenaicas donde van a buscarse los solares originarios de las casas nobles pero donde no hay grandes dominios y la mayor igualdad de condiciones permitió nacer el mito de la hidalguía universal y el sur dominado por las encomiendas de las órdenes militares y los grandes estados—. A los no privilegiados, les quedaba la percepción del orgullo de cristiano viejo, que se expresó legalmente en los estatutos de limpieza de sangre, que se extendieron por todo tipo de instituciones tras la revuelta anti conversa de Pedro Sarmiento en Toledo (1449) .
El clero era un estamento más abierto, ya que podían incorporarse individuos sin atender a su condición social, aunque también era un grupo jerarquizado con distintos grados dentro de su estructuración.

En los aledaños de la Corte. El clero era un estamento más abierto, ya que podían incorporarse individuos sin atender a su condición social, aunque también era un grupo jerarquizado con distintos grados dentro de su estructuración.




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